NeuroArquitectura y personas PAS
¡Feliz 2023! ¿Qué tal empieza el año y los nuevos propósitos?
Si me vienes siguiendo, sabrás que uno de mis propósitos para este nuevo año es escribir un artículo para este blog de manera mensual. Y el otro que quiero compartir con vosotr@s, es el de seguir dando información valiosa sobre arquitectura en forma de curiosidades, tendencias, novedades del sector, datos, … ya sea mediante artículos del blog o a través de la newsletter.
Aprovechando este ratito de escritura y de reflexión (así me lo he propuesto), y para dar inicio a los artículos de este nuevo año 2023, me apetece empezar con esta reflexión que gira entorno a las personas PAS, es decir, Personas con Alta Sensibilidad.
Si tienes dudas de si tú también eres más sensible, atención que la Alta Sensibilidad es un rasgo que posee un 20% de la población, te dejo el enlace de Lorena Alías (conocida mía) psicóloga especializada en Alta Sensibilidad, para que puedas hacer el test.
A parte de este descubrimiento reciente (aunque ya lo intuía desde hacía mucho tiempo), últimamente estoy leyendo a Nazareth Castellanos, a Elisabeth Silvestre y a Ana Mombiedro. Son tres mujeres que me interesan y mucho. Ya sabes que me estoy especializando en NeuroArquitectura.
Te dejo el enlace al artículo, que justamente es de hace un año (el primer artículo del 2022) en el que desarrollo qué es la NeuroArquitectura.
La palabra NeuroArquitectura se compone de «neuro» (sistema nervioso) y «arquitectura».
¿Por qué subrayo el origen de la palabra? Pues porque me interesa hacer hincapié en el sistema nervioso.
El sistema nervioso capta estímulos del entorno, (estímulos externos) o señales del mismo organismo (estímulos internos), procesa la información y genera diferentes respuestas según la información obtenida.
Y lo hacemos de manera consciente y no tan consciente.
Para que nos entendamos, nuestro cuerpo es un sensor (multi-sensor/multi-sensorial) que nos permite captar información de nuestro entorno, en este caso, y por defecto de profesional, me centro en los espacios arquitectónicos, más en concreto, al que llamamos hogar (algún día ahondaré en esta bonita palabra).
Y aquí quería yo llegar, después de haber hecho esta pequeña introducción para hilar el discurso y no perdernos nada por el camino.
Las personas PAS, como su nombre indica, tienen un sistema nervioso más desarrollado, más sensible, por lo que recibe o es capaz de recibir más información sensorial del entorno: olores, ruidos, temperatura, humedad, tacto, luz, colores, …
Por eso, es importante que nuestra casa sea el espacio que nos acompañe a la hora de bajar el ritmo, desconectar, descansar, relajarnos, disfrutar, crear, amar, …. Es decir, que sea la arquitectura la que trabaje a nuestro favor.
Y, … ¿Cómo lo conseguimos?
Aquí van algunas de mis estrategias, entre mi conocimiento en NeuroArquitectura y mi propia experiencia, que cada punto de estos se merece un artículo entero:
1. Encuentra tu lugar de calma en casa, ese en el que puedas aislarte para escribir, leer, meditar.
Aquí no sólo implica tener tu lugar para aislarte, entiende cuando te digo “aislarte” como ese momento de conexión contigo, de introspección. Puede ser tu sofá, tu habitación, tu estudio… hasta te diría el baño si consigues relajarte (me estoy imaginando una bañera con mis sales perfumadas). Como ves, se trata de encontrar tu rincón, hacerlo tuyo, y no necesariamente tiene que estar aislado. Puedes jugar con las horas del día en que la casa queda sola. Lo importante es poder bajar las revoluciones y conectarte contigo mism@.
2. Tu habitación debe facilitar el descanso.
La habitación debe ser lo más minimalista posible y si no es muy grande, te recomiendo los colores claros. Un punto clave para la noche es disponer de una luz artificial cálida, yo tengo una lamparita de sal que además ayuda a purificar el aire y contrarrestar las radiaciones electromagnéticas (creo que voy a desarrollar un futuro artículo sobre este tema en concreto). Y ya que ha salido el tema, comentar que los campos eléctricos de baja frecuencia como la instalación eléctrica (tipo de cableado, toma a tierra, …) los transformadores o los electrodomésticos no ayudan a nuestro sistema nervioso a relajarse. Por tanto, hay que evitar al máximo el paso de cableado por la zona del cabecero y no dormir con tecnología en la habitación. Eso quiere decir también que, debemos evitar los televisores en nuestros dormitorios, por múltiples razones más.
De esta manera, nuestro cerebro (que se comunica mediante electricidad) puede descansar durante la noche sin ningún tipo de interferencia.
3. Incorpora en casa plantas naturales.
Las propiedades y beneficios de las plantas son conocidos des de hace miles de años.
Tener plantas en casa complementa y proporciona múltiples ventajas. Aparte de decorar y crear un entorno agradable, absorben CO2 y liberan oxígeno, reducen la temperatura ambiente (ideal en verano) y, entre muchas otras capacidades, limpian el aire de sustancias contaminantes.
A mí, además, me aportan ese ratito de calma y de “hobbie” o pasión, en el que cuidarlas, regarlas y mimarlas me aporta ese momento de calma y por qué no, de meditación. Me conecta con mis raíces.
Te dejo el enlace al artículo sobre «Plantas que filtran el aire».
4. Aprovecha la luz natural y sus ritmos.
Los seres vivos somos seres de ritmos circadianos. Quiere decir que las funciones de nuestro cuerpo cambian constantemente (de manera inconsciente) a lo largo del día en función de la luz/oscuridad que percibe, por ejemplo. Te explico. Los ojos (sensores) perciben la presencia o no de luz e informan al cerebro. Al ir oscureciendo, los ojos emiten la señal al cerebro para que active la producción de melatonina y serotonina, hormonas encargadas de inducir el sueño y que además dan sensación de bienestar y tranquilidad. Por la mañana, al ir amaneciendo, los ojos emiten una nueva señal para desactivar la producción de melatonina y serotonina además de activar la producción de cortisol o adrenalina, entre otras, para así tener la energía que necesitamos durante el día.
Explicado este concepto, te recomiendo dormir con las persianas subidas, que entiendas a tu cuerpo, que vayas con la luz del día y te despiertes de manera natural y progresiva siempre y cuando tu estilo de vida te lo permita. Yo empecé hace unos 5 años, a despertarme sin alarma y a funcionar con los ritmos de la naturaleza, y la verdad es que empezar el día así me aporta muchos beneficios.
5. Ventila la casa para renovar el aire.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el aire de los espacios interiores puede llegar a estar de cinco a diez veces más contaminado que el aire exterior…
Por eso es importante ventilar la casa a diario, de esta forma renovamos el aire, evitamos humedades y los efectos negativos que tienen para nuestra salud (y la de nuestros seres vivos como animales o plantas).
Como personas Altamente Sensibles que somos, una buena ventilación en nuestro hogar nos aporta un mayor confort. Sentimos la casa con temperaturas más agradables de manera natural (atención a la climatización que tenemos tanto para invierno como para verano), sin olores desagradables u olores a cerrado que muchas veces van acompañadas de humedades. ¿Sabes a qué olor me refiero verdad?
Y hasta aquí por hoy, podría seguir y desarrollar mucho más cada uno de los puntos, aunque me reservo para futuras publicaciones con alguna que otra colaboración, si se tercia.
Si quieres saber más de mí, mis inquietudes, mis reflexiones, las novedades y, sobretodo, de NEUROARQUITECTURA, suscríbete gratis en el siguiente enlace:
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Gracias por tu atención ¡siempre! y espero seguir compartiendo sabiduría y reflexiones entorno a la arquitectura y la vida que en ella habita.
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P.D: No puedo irme sin agradecer el trabajo de Lorena Alías que me viene acompañando desde hace tiempo ayudándome a entender cómo es de especial mi manera de sentir el mundo. ¡Gracias, gracias, gracias!